lunes, 30 de agosto de 2010

La hora de las lombrices

Cartulinas blancas, guantes y lupas para todos y mucha excitación. Después de unos días hoy es el reencuentro con el lumbricario y sus lombrices, o lo que es lo mismo -así lo viven los chicos-, con un tesoro lleno de misterios y novedades. Los bichos reptan, por ahora, ajenos al revuelo.


Con cuidado, cada alumno desparrama un puñado de tierra sobre la cartulina y el objeto de observación queda a la vista. "¡Mire seño, estas lombrices son adultas porque son largas y oscuras!", "¡Uy, tengo dos muertas!", "¡Y yo un capullo!". La excitación aumenta cuando alguien anuncia "¡Creo que tengo una embarazada!" y un grupito se le va al humo.

A esta altura muchos se sacan los guantes y remueven la tierra con las manos, hay intercambio de descubrimientos y ya no alcanza con investigar parados: se trepan a las mesas y están a milímetros de hundir sus narices en la cartulina. El clima es de desorden productivo. Todos están involucrados, absortos buscando novedades, comunicándolas y pensando algo sobre ellas. "Con CTC los chicos desarrollan la observación, tratan de analizar lo que observan y de expresarlo", dice Olga Silvestroni, directora de la Escuela Mate de Luna, de San Miguel de Tucumán. Se refiere, aclara, a todos. También a Daniela "una nena de 13 años que repitió tres o cuatro veces y que participa y escribe en su cuaderno sólo en las horas de ciencia".

En el 5° grado del turno mañana, Susana enseña la clase 8 de la unidad Ciclos de Vida. Sus alumnos aprenden ciencias con CTC por segundo año consecutivo y ella es nueva en el programa y en el ciclo.

"Trabajé 24 años en los primeros grados y quería un cambio, un desafío. Con CTC me siento muy cómoda. Se me hace muy fácil trabajar con el libro. Es muy accesible, tenés todo organizado, secuenciado, no hace falta más. Me facilita la tarea pero no me encierra. Siento que puedo trabajar con libertad. Y los chicos no veían la hora de empezar", dice.

"A mi lo que más me gusta es cuando hacemos experimentos y vemos cómo se transforman las cosas", dice Nelson, de 10 años. "Como cuando aprendimos qué sustancia es homogénea y cuál heterogénea", completa su amigo Nicolás..

Susana recorre las mesas, escucha los comentarios, contesta preguntas y formula nuevas: "¿por qué creen que estas lombrices son recién nacidas?" "¿qué distingue a las adultas de las jóvenes?" "¿creen que las alimentamos bien? ¿por qué?" Los chicos responden haciendo observación directa. Vuelven a mirarlas, a compararlas.

Suena el timbre del recreo y muchos preguntan "¿Seguimos después, seño?" También quieren saber cómo se hacen los libros de CTC: cómo se eligen los temas, quién hace "dibujos tan lindos", cómo se sacan las fotos.

Al regreso van de lleno a uno de los objetivos de la clase: averiguar si la población de lombrices aumentó o no, analizar qué sucedió con las jóvenes y con las adultas y si lograron mantener las condiciones ambientales necesarias para su desarrollo.

Fin de la experimentación. Los bichos vuelven al lumbricario pero la participación no decae. Cuentan y clasifican las lombrices, hacen un "antes" y un "después" de la población, debaten las causas y comparten las primeras conclusiones. Hablan de reproducción, de apareamiento, de clitelo, aprenden que las lombrices son hermafroditas...

Después de la tortilla y el mate cocido escriben las ideas principales en el cuaderno de ciencias. Lo hacen en silencio, concentrados; después se pelean por leerlas. Aceptan con entusiasmo la idea de la maestra de volver a contar las lombrices a fin de año para ver qué pasó. Deciden dejarlas en la huerta de la escuela.

"Hay entusiasmo y aprendizaje", dice Susana. "Los chicos son capaces de transferir lo que aprenden a otras situaciones. Por ejemplo, en la clase de Tecnología tenían que hacer una torre y quisieron iluminarla. El profesor les dijo que todavía no habían visto electricidad. Ellos le dijeron que sí, que sabían cómo hacerlo y lo hicieron. Lo habían aprendido con CTC".

"Nunca tuvimos un programa tan completo como este, tan bien pensado", agrega la directora. "Para mi lo más importante es la formación docente: el material para el maestro y el acompañamiento que tienen de los tutores hasta que adquieren los conocimientos. Nadie enseña lo que no sabe. Además, CTC hizo que todos -maestras y directivos- nos reencontráramos con nuestra curiosidad, como cuando éramos estudiantes".

Si en tu grado ya hicieron esta clase (o están por hacerla), te invitamos a que nos cuentes cómo salió.

lunes, 9 de agosto de 2010

"Ser sistemáticos y rigurosos requiere esfuerzo"

El Diario La Gaceta de Tucumán entrevistó a nuestra cooridnadora científica, Melina Furman.
Los invitamos a leer y comentar esta nota donde Melina habla de la importancia de la eseñanza de la ciencia, de cómo fomentar la curiosidad en los niños y niñas y cuenta algunas experiencias en el aula con el programa CTC.

Para leer la nota, click aquí